El otro día me crucé con un «no soy mitómano, pero…» y me pregunté: ¿Lo soy yo? No falta quién me ha acusado alguna vez de tener mis «vacas sagradas»…
Así que fui a por la definición de «mitomanía» de la RAE y es esta:
2. f. Tendencia a mitificar o a admirar exageradamente a personas o cosas.
Ya estamos… ¿Qué es «exageradamente» y quién va a medirlo? Bah, aquí y ahora me etiqueto como moderadamente mitómana.
Porque a ver…
Una tiene sus obsesiones, right? Y me fascinan los grupos que son un mundo en el que puedes perderte. Grupos de los que todo te resulta interesante, dentro y alrededores, spin-offs, carreras en solitario, de a dos, de a tres, lo que sea. Y no porque todo sea perfecto, sagrado, sino porque todo es, simplemente, interesante.
Algunos de estos grupos construyen un mundo y luego te acaban echando de él.
Ejemplo #1: Aerosmith. Ni te cuento las estupideces que hice por este grupo, ni el dineral que gasté para pasar menos de 24 horas en Milán y asistir al listening party de presentación de «Nive Lives». Pero nada. Me echaron. O bueno, que si te quieres quedar te quedes, pero te tienes que adaptar.
Otros, así de pronto: Guns N’ Roses. Marilyn Manson.
Otras veces eres tú quien se va, sin que puedas decir que te han echado.
Ejemplo: The Wildhearts. Y no es que ya no me gusten los Wildhearts, fueron y son un grupo fenomenal y sigo disfrutando de sus discos, pero su mundo ya no es para mí.
Y luego están esos que nunca te echan (so far so good, of course…).
Dos de mi enormes grupos planeta son The Fun Lovin’ Criminals y Type O Negative. No podrían ser más distintos, pero son dos mundos en los que me pierdo y me siento cómoda.
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